UN NUEVO ESTUDIO DESCARTA QUE SOTENHENGE SEA UN CALENDARIO SOLAR
UN ESTUDIO DESCARTA QUE SOTENHENGE SEA UN GIGANTE CALENDARIO SOLAR
El famoso crómlech de Stonehenge, en el sur del Reino Unido, es probablemente el monumento megalítico más conocido del mundo. Durante siglos ha fascinado a estudiosos y profanos. Muchas han sido las teorías sobre las razones y el próposito para las que fue erigido hace unos 5.000 años, y una de las más populares es la de que funcionaba como un gigantesco calendario solar.
Sin embargo, un trabajo reciente de Giulio Magli y Juan Antonio Belmonte ha puesto en tela de juicio esta creencia, desmontando los argumentos que sostienen Stonehenge podría tener esta función.
Contenidos
- La teoría del calendario solar
- Refutación de la teoría
- La arqueoastronomía y los estudios multidisciplinares
- Conclusión
La teoría del calendario solar
La teoría de que Sotnehenge fue erigido como un enorme calendario solar cobró popularidad receientemente a raíz de un estudio de la Universidad de Bournemouth, también al sur del Reino Unido, publicado en la prestigiosa revista académica Antiquity. Dicho estudio defendía que no sólo Stonehenge permitía hacer cálculos sobre el paso del tiempo, sino que además lo hacía con una precisión sorprendente.
La idea de que Stonehenge sirvió de calendario solar, sin embargo, no es nueva. Se pueden trazar sus raíces hasta los inicios del siglo XX. El astrónomo Sir Norman Lockyer, pionero de la arqueoastronomía, fue uno de los primeros en proponer esta teoría, al sugerir que la alineación de las piedras se correspondía con las posiciones del Sol y la Luna durante los solsticios y equinoccios. A lo largo de los años, muchos otros investigadores se han basado en las ideas de Lockyer, añadiendo sus propias aportaciones sobre el significado astronómico de Stonehenge.
El estudio de la Universidad de Bournemouth afirmaba que los monolitos no se habrían colocado al azar, sino siguiendo un meticuloso plan. Según su teoría, cada una de las treinta piedras representarían los días de un mes, lo que totalizaría 360 días en doce meses. La presencia de los cinco trilitos, las agrupaciones que soportan una piedra horizontal sobre ellas, representarían los cinco días adicionales para completar el año. Mientras que otras cuatro piedras situadas en el exterior del círculo representarían el ciclo de un año bisiesto cada cuatro años.
Refutación de la teoría
En un trabajo publicado en la misma revista Antiquity en marzo de 2023, los arqueoastrónomos Giulio Magli, investigador italiano del Politecnico de Milán, y Juan Antonio Belmonte, investigador español del Instituto de Astrofísica de Canarias, han señalado las inconsistencias de esta teoría.
Entre las varias objeciones a esta teoría, el nueco estudio señala que no están preservadas las treinta piedras que se supone que soportan el argumento principal. Así como que tampoco aparece ninguna referencia a los doce meses del año. También, que la alineación de las piedras en realidad no coincide con las posiciones del sol y la luna tal y como habrían aparecido durante los solsticios y equinoccios. En su lugar, sugieren que las piedras se dispusieron basándose en otros criterios, como la topografía del paisaje circundante.
Para apoyar su argumento, Magli y Belmonte realizaron un análisis detallado del yacimiento, teniendo en cuenta las posiciones de las piedras, la orientación del monumento y otros factores. Utilizaron simulaciones por ordenador para recrear los movimientos del sol y la luna en la época en que se construyó Stonehenge, y los compararon con la alineación real de las piedras. Sus conclusiones mostraron que, aunque existen algunas correlaciones entre las posiciones de las piedras y los movimientos del sol y la luna, no son lo suficientemente consistentes como para apoyar la idea de que Stonehenge se utilizara como calendario solar.
OBJETOS HISTÓRICOS ENIGMÁTICOS QUE ME INSPIRARON (1): EL MECANISMO DE ANTICITERA

¿Y si alguien hubiera construido un ordenador... en la Antigua Grecia?
La historia del Mecanismo de Anticitera arranca en 1900 de la manera más insospechada. En aquel año, unos humildes buscadores de esponjas griegos —sí, tal profesión existía por aquel entonces; y era una muy dura, por cierto— se toparon por pura casualidad con los restos de un naufragio mientras buceaban... Sigue leyendo
La arqueoastronomía y los estudios multidisciplinares
La investigación de Magli y Belmonte, como la de muchos otros, pone de relieve la importancia creciente de la colaboración interdisciplinar para comprender estructuras antiguas como Stonehenge. Combinar los conocimientos de arqueología, astronomía, ingeniería y otras disciplinas permite abordar las preguntas desde múltiples ángulos y desarrollar una comprensión más matizada de los yacimientos.
Este enfoque interdisciplinar es cada vez más habitual en arqueología y otros campos que estudian el pasado y dan pie al nacimiento de nuevos cuerpos de estudio como la arqueoastronomía. A medida que conocemos mejor las civilizaciones antiguas y sus logros, queda claro que no estaban aisladas ni eran estáticas sino que se formaron y evolucionaron gracias a complejas interacciones entre distintos grupos, sus diferentes tecnologías y conocimientos y sus entornos.
Conclusión
Stonehenge sigue siendo uno de los símbolos más notables y duraderos de los logros humanos. Es un testimonio del ingenio y la creatividad de nuestros antepasados, capaces de erigir una impresionante estructura con unas herramientas y materiales rudimentarios.
Las investigaciones sobre Stonehenge y otras estructuras prehistóricas nos está ayudando a comprender mejor nuestra herencia común y a apreciar la diversidad y complejidad de las sociedades que nos precedieron. A medida que surgen nuevos descubrimientos y conocimientos nuestra comprensión del pasado se amplía y evoluciona (y lo seguirá haciendo), acercándonos a los pueblos y culturas que dieron su primera forma a la Humanidad.